“EL NOVIO DE LA MUERTE” era en un principio un cuplé que más tarde se convirtió en un himno de la Legión. Su origen fue el cuplé que la tonadillera “Lola Montes” empieza a cantar en su repertorio en el Teatro Vital Aza de la ciudad de Málaga, encabezando un espectáculo de “varietés”. Fue la bella capital andaluza, tan legionaria luego por su vinculación al tercio y a la cofradía del Cristo de Mena, el marco en donde se estrenara este magnífico canto.
El éxito de Lola Montes y de “El novio de la muerte” lo presenció la Duquesa de Victoria, directora de los hospitales de la Cruz Roja de Marruecos. La ilustre dama quedó entusiasmada con el cuplé y dijo a la artista: “esto tienes que cantarlo en Melilla para subir la moral de los supervivientes legionarios de Annual”. Allí llevó a los Generales Millán-Astray, Saro y Silvestre, que salieron impresionados por la alta moral que imprimía la canción. Millán-Astray, gran conocedor de la psicología de sus legionarios captó enseguida la fuerza de aquella música y la emoción que encerraba la letra y no dudó en adoptar el cuplé que quedó ya para siempre incorporado al Tercio como una vibrante canción-marcha, una vez adaptadas unas modificaciones del compositor Serra Orive y Juan Costa. Desde entonces “El novio de la Muerte” se interpreta en actos de todo tipo con un emocionante paso lento, caso que no se registra en ninguna otra canción.