Hay temas, que no son puramente técnicos, en los que los expertos son parte implicada y por tanto no son los que pueden definirla imparcialmente. Por eso me voy a permitir opinar sobre este tema sin más conocimiento que el de un espectador.
En estos días con debates de corrupción y financiación de los partidos políticos se abre el debate de cuál debe ser el sueldo de un político electo. Muchos quieren “justificar” sus ilegalidades, elevadísimas dietas exentas de impuestos, … por un supuesto bajo sueldo cuando lo comparan con directivos de grandes empresas. Pero acaso, ¿estamos seleccionando a nuestros políticos entre los directivos de las empresas del IBEX? Si fuese así podría tener sentido que tuviesen un sueldo de ese nivel para poder atraer talento a un precio competitivo de mercado. Como es evidente esta no es la forma de seleccionar a nuestros políticos, por asemejarlos a alguien de la economía de mercado, (dónde se fijan los precios por oferta y demanda con los que se quieren comparar), habría que compararlos con alguien que es capaz de atraer votos o afectos, esto se puede asemejar a un actor de cine (por cierto, varios han pasado por la presidencia de EEUU), cantante o un futbolista. Pero a estos les paga su sueldo de forma voluntaria el espectador o empresas privadas que rentabilizan su marca y las valoraciones que reciben de sus seguidores son excelentes, nada que ver con nuestros políticos.
Las listas abiertas que salen a debate en estos momentos de crisis en los partidos darían más poder al ciudadano pero también requieren de mayor experiencia democrática y más conocimiento del ámbito político por parte del ciudadano, pero seguro que serían un paso adelante hacia un modelo más justo. Pero aún así quedaría pendiente el tema de la financiación de los partidos, aspecto clave y en que a mi modo de ver también define su retribución. Básicamente veo dos modelos, ambos con ventajas e inconvenientes, y modelos intermedios mucho más difíciles de controlar que es lo que tenemos en España.
Modelo regulado: Los partidos se financian públicamente en función de sus votos y con vías de entrada para nuevos candidatos o partidos. Cada partido tendría una asignación y las campañas y demás gastos deben ser totalmente públicos, auditados y limitados (incluso las estructuras y número de personas en la nómina del partido). Probablemente con una cantidad mínima y haciendo uso de los medios de comunicación públicos en campañas bastaría, no necesitamos meeting, panfletos, pancartas, campañas en televisión privada, … En este modelo los sueldos de los políticos, igual que el resto, debe ser reducido y regulado.
Modelo libre: Los partidos se financian libremente y sin límite, con capital privado. En este modelo la cantidad de financiación está claro que depende de la capacidad del candidato para aportar su propio capital o atraer inversores y por tanto me parece justo que su sueldo se fije también según lo que convenga el propio partido (igual que en una empresa privada se debe fijar el sueldo de sus directivos y empleados en función del valor que aportan a la empresa).
En mi opinión, y a pesar de considerarme liberal para la mayor parte de temas, en el caso de España es mejor el modelo regulado. Y me decanto por este modelo por dos aspectos diferenciales de nuestra cultura y carácter:
– Somos el país del “Lazarillo de Tormes”. El modelo libre se presta a dar contrapartidas a los que han aportado capital, y en pocos casos eso es lícito y legal.
– Somos el país de grandes figuras que lo han dado todo por unos ideales de forma desinteresada. Con esta vocación de servicio de muchos españoles creo que tendríamos candidatos muy válidos sin necesidad de otra compensación material mas que un sueldo digno.
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